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martes, 21 de enero de 2025

HISTORIA NO CONTADAS DE PERSONAJES DE LA MÚSICA.

Aún salpicado de instantes apoteósicos, el Zoo TV Tour de U2 tenía su momento de momentos: Bono abría una pausa en el show y hacía una llamada telefónica desde el centro del escenario. En una escala, uno de esos destinatarios fue Luciano Pavarotti.

Aquello significó la excusa perfecta para que el tenor barbas de apóstol se encaprichara meses después con tal de que el líder del grupo irlandés le «pagara» el favor incluyéndolo en una canción que horneaba a mediados de los años 90, una pieza de guerra, de sangre y de paz: «Miss Sarajevo».

Bono dijo en 2008 a la revista Q: «Luciano era un gran laberinto emocional, un hombre difícil de rechazar. Llamaba una vez por semana a nuestra ama de llaves en Dublín y le decía: ‘¿Ya completó Bono la canción?’ Ella le respondía que no estaba y él insistía: ‘Dile a ‘Dios’ que cuando vuelva me llame’ y colgaba el teléfono con una carcajada».

El origen de aquella «Miss Sarajevo» está en uno de esos capítulos donde el ser humano decide sonreír en medio de la tragedia, el caos y el fuego calibrado por cientos de francotiradores serbobosnios que disparan igual a ancianos que a mujeres y niños. El 29 de mayo de 1993, en pleno asedio a la capital de Bosnia y Herzegovina, un grupo de jovencitas se encerró en un salón subterráneo de paredes gruesas y llevó a cabo un concurso de belleza. Maravillado por la magia del acontecimiento, el periodista y realizador Bill Carter grabó la contienda de dieciséis participantes en el cual Inela Nogić coronó su cumpleaños diecisiete con la sonrisa de la victoria en todo lo alto y con sus manos sosteniendo, junto al resto de las chicas, una pancarta en la que se leía: «No permitan que nos maten».

Si era capaz de alimentarse con comida para bebés, una barra de chocolate que duró meses y agua recolectada en las alcantarillas, para Carter no fue imposible llegar a U2. Tras abandonar Sarajevo en un avión carguero y encontrarse con el cantante en Verona, una de las primeras cosas que el periodista contó a Bono fue el impacto que le causaba toparse a diario con jovencitos cuyos cabellos ya se habían tornado grises. «Buscaba que los jóvenes en Europa miraran a la gente de esta guerra y no a políticos, líderes religiosos o voceros militares», reveló Bill a El País.

Bono respondió en más de una forma. «Después de un concierto en Wembley, estuve un mes en Dublín editando el documental. Bono lo financió y me dijo… ‘Si lo titulas ‘Miss Sarajevo,’ yo escribiré una canción sobre esto», contó Carter en otro momento.

Estrujantes como el ruido de las bombas, los versos de «Miss Sarajevo» integraron la canción firmada oficialmente por Passengers, nombre de la colaboración de U2 con el productor Brian Eno y aderezada con la voz de Pavarotti.

«Antes de la guerra, mi mejor amiga era simplemente mi mejor amiga, ahora, de golpe, ella era serbia y yo musulmana. La guerra nos mezcló de un modo extraño, todas éramos víctimas y objetivos. La bala de un francotirador no hacía distinción entre un musulmán y un serbio», expuso Inela, la triunfadora de aquel certamen bajo tierra que inspiró un filme y «la mejor canción en la historia de U2», según Bono. La joven que en esa noche de concurso empolvó sus piernas y brazos para ocultar las cicatrices, la que se peinó con bilis de buey y se quemó el cabello intentando hacerse rubia, la que pidió a su tía un vestido de gala y un traje de baño al que debió hacerle nudos para que pareciese suyo. No había que guardarse nada en esa fiesta subterránea. El día siguiente, en aquel Sarajevo, era tan probable como vivir ciento veinte años.

«Is there a time for kohl and lipstick? A time for cutting hair? Is there a time for high street shopping? To find the right dress to wear? Here she comes, heads turn around, here she comes to take her crown…«

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