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sábado, 16 de noviembre de 2024

 HISTORIAS NO CONTADAS SOBRE PERSONAJES DE LA MÚSICA.

«True» lo tuvo todo: una chica cuya sonrisa eléctrica inspiró las letras, un solo de saxofón inmenso y universal, un ritmo confeccionado para hechizar igual orejas blancas y negras.

Quinteto de clase obrera salido del centro de Londres y obsesionado con el buen vestir, Spandau Ballet se convirtió en fenómeno mainstream cuando Gary Kemp, su carismático guitarrista de veintidós años, compuso aquel corte pensando en Clare Grogan, la cantante rubia de la banda Altered Images que lo hacía salivar y mirar el techo en las madrugadas y soñar despierto.

«Conocí a Clare en el programa Top of the Pops y en algún momento dado viajé a Escocia para compartir el té con ella, su madre y su padre. Aunque mis sentimientos hacia ella jamás fueron correspondidos y la relación fue platónica, eso fue suficiente para que brotara una canción como ‘True’, que también se volvió el título de nuestro álbum de 1983«.

Con el número uno en Reino Unido y veinte países más y el cuatro en Estados Unidos, “True” mandó a los Spandau a la primera división y les dio carta de perpetuidad en la memoria. Suculenta e hipnótica, la cadencia de la pieza que escapa a las cuadraturas de cualquier década, siembra deseos de chasquear los dedos y recitar, cada quien con la voz que Dios le dio (o le negó), el susurro acompasado que lo atempera todo: “Huh huh uh-huuuuh huh, I know this much is true…”



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